Pluna ya bajó un poco de los titulares, pero Campiani seguirá siendo el malo de la película mucho tiempo más. Ahora, hoy me preguntaba lo siguiente:
Imaginemos que estamos a 30 de junio de 2012, y que Pluna es una compañía muy exitosa y rentable. Digamos que gana U$S 10 millones al mes, y que tiene un valor-empresa de U$S 500 millones, de los cuales el estado es feliz poseedor del 25%. Yo se que es un ejercicio difícil para la imaginación, pero hagan el esfuerzo.
Imaginemos ahora que la justicia en Brasil dictamina (como lo hizo) que Pluna es deudora solidaria de las obligaciones laborales de Varig, y debe pagar U$S 3.500 millones. Nuestro archi-malvado Campiani hubiera sacado a relucir el contrato que dice que el Estado es responsable de esa deuda. Si Pluna se fundía a raíz de ese juicio, el Estado hubiera tenido que compensar a Leadgate, a quien le arrebataron una empresa rentable y exitosa, y en vez de 100 millones, nos hubiera costado 500.
Como en las películas, las malvadas acciones de los villanos a veces terminan jugando a favor de los buenos.
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