La lucha de clases es historia recontra-pasada. Hoy ya no hay «clases sociales» como había en otra época, y cada vez hay menos obreros como lo de las fábricas de 100 años atrás. La nueva tensión en política, al menos en los países más o menos desarrollados, es más bien entre quienes presionan por más gastos del Estado (bienestar social e intereses de los funcionarios públicos) y quienes presionan por menos impuestos. En general está predominando el primer grupo. Los gastos en bienestar social tienen fuerza justificada (hasta cierto límite), y sin duda sirven para ganar votos. Los empleados públicos saben armar lío para defender sus intereses. Los intereses de quienes pagan impuestos no tienen a nadie vociferando para defenderlos.
En EEUU surgió un movimeinto interesante: Las protestas del Tea Party, en defensa de los interesas de quienes pagan impuestos. El nombre Tea Party hace referencia al Boston Tea Party, cuando los colonos de EEUU se rebelaron contra el intento del Imperio Británico por poner un impuesto al té, lo que dio comienzo a la lucha por la independencia.
En nuestra región, los únicos que defienden los intereses de los que pagan impuestos son los empresarios, pero esos son solo una parte menor de quienes pagan la carga impositiva.
Para defender los intereses del taxpayer, tal vez se deba empezar por encontrar una palabra equivalente en Español. Lo más cercano es contribuyente, pero no es lo mismo. Contribuyente es alguien que está contribuyendo a algo. Quien se puede negar a contribuir? TaxPayer es más sucinto y explícito. Inventemosle una palabra.