En medio de los miles de tweets sobre el asesinato de Fremd, uno me dejó pensando. Una mujer decía que todas las personas valen lo mismo, ningún muerto vale más que otro, y por lo tanto no hay motivo para hacer declaraciones o marchas.
Lo que dijo esa Sra. me disgustó mucho porque enmascara más odio, pero me dejó pensando. Sentimos que los crímenes causados por el odio son peores que los otros, pero… ¿por qué? Es cierto que por mi condición de judío lo siento más cerca, pero estoy convencido de que un crimen causado por el odio es siempre peor, sea contra un judío, un negro, un homosexual o un hincha de cualquier equipo.
Es cierto que todas las víctimas son iguales, pero no todos los crímenes lo son: La intención cuenta. No es lo mismo quien mata en un asalto que se fue de las manos, que quien mata con premeditación y alevosía.
En este caso en particular, con su accionar, el homicida está diciendo que no todos los hombres son iguales. En su retorcido cerebro, Fremd merecía morir porque nació judío.
El asesino no atentó sólo contra David Fremd. Atentó contra él, y al mismo tiempo contra nuestra creencia republicana más profunda: Que todos los hombres nacemos iguales. Y eso es motivo para marchar.