Los bloggers somos una especie de periodistas aficionados. En mi caso, a veces escribo de tecnología, a veces de economía, a veces de otras cosas. Hoy, lamentablemente me toca escribir un obituario, el de Isaías Iwryn.
Isaías fue conocido sobre todo como empresario de fiestas. Hace más de 20 años que se fue de Uruguay, pero su nombre sigue siendo recordado por todos quienes estuieron en una de sus fiestas. Su cocina era realmente un arte, una fiesta para los sentidos. Cada plato llevaba una presentación que hacía que de lástima comerlo. Estaba constantemente creando, probando combinaciones, buscando nuevas ideas. Detallista al máximo, nada pasaba desapercibido: no había lugar a errores en sus fiestas, sean de 40 o de 1000 personas. Fue llevado a organizar fiestas a lugares tan lejanos de Uruguay como Panamá. Se fue del país para estar cerca de sus hijos, pero igual siguieron contratándolo para venir a Uruguay a organizar fiestas.
Allá por el año 1980, probó suerte con un restorán en Punta del Este, La Tabla del Rey Arturo. No le fue bien. Yo creo que, como frecuentemente pasa a los genios, se adelantó a su época. Hoy seguramente sería un éxito rotundo.
Un par de veces lo traté de convencer de grabar una serie para el Gourmet Channel. No quiso, era demasiado introvertido.
Pero Isaías era mucho más que un artista culinario. Era una persona de un enorme corazón, bondadoso, callado, bromista, siempre dispuesto a ayudar
Para mí, él y Semita fueron verdaderos tíos. Son muchos los momentos que recuerdo, desde su eterna presencia en las fiestas, pasando por las interminables noches jugando canasta en casa de mis padres, las visitas a Haifa, las veces que nos cuidaron a nuestro hijo mayor sus desayunos festuosos. Recuerdo particularmente la fiesta de mi graduación, en Haifa, cuando lideró a un grupo improvisado para prepararme una fiesta sorpresa en mi casa, sin que yo me diera cuenta.
Lamentablemente sucumbió ayer ante un cáncer que se lo llevó demasiado rápido. Vamos a extrañar su presencia, sus sonrisas reprimidas, su eterno buen humor.
Hacer referencia a Iwryn en las decadas de los 70 y 80 era sello de garantia de calidad, creatividad e innovacion en la gastronomia de un evento. Si los platos eran un deleite para los sentidos, la presentacion de los carros donde venian el aperitivo o la mesa de postres , no lo era menos . Espectaculares cisnes de hielo, como recordaba alguien ayer, centros de mesa que invitaban a ser llevados como souvenir y una cuidadosa seleccion de los mejores ingredientes eran solo alguno de los aspectos que daban relevancia a su servicio. Junto a su lugarteniente Susana, que era un acorazado Potemkin en lo que hacia a organizacion, timing y contralor de mozos y cualquier detalle , Isaias fue un notable empresario del savoir faire, lo suyo era mucho mas que comida gustosa . Tal como menciona Sergio, Isaias era introvertido y no se lo solia ver mezclandose dentro del marco de la fiesta, como si ocurre con otro(a)s gastronomos contemporaneos mas expuestos. De decenas de fiestas con su servicio, que tuve la oportunidad de disfrutrar, fueron contadas con la manos, las veces que se lo veia aparecer. Por lo demas y ya en lo personal, lo recuerdo con una sempiterna sonrisa , con una generosa hospitalidad y una calma envidiable, Las variadas veces que visite su casa por la amistad con el mayor de sus hijos, la pregunta tipica de mis allegados con enormes expectativas , al volver , era » y que te dieron de comer? » , lo que lamentablemente los decepcionaba con un «milanesa y papas fritas» . En su casa la comida era como la de todas las casas
pero el trato de el ( y Semita) no era el que estabamos acostumbrados a recibir, en una epoca en que no habia tanta cercania con los amigos de los hijos como la puede haber ahora…
Recuerdo que- sin haber sido clientes de Iwryn-, y simplemente por ser amigos de sus hijos, nos agasajo en «Las tablas del Rey Arturo», donde nos trataron tan como reyes…que para mi fue toda una novedad que no olvido hasta hoy.
Su energia seguira fluyendo entre alegrias de celebraciones …
Me acuerdo algunos domingos de mi infancia que ibamos a casa de los iwryn a comer sobras, pero qué sobras…
Siempre lo recordaré con muchisimo cariño, como un tío, alguien de quien sentirme orgullosa de haber conocido y compartido tanto.
Soy karina tu hermana 🙂
Me sumo al post de Sergio y a los comentarios, en pocas palabras, una persona excepcional. Recordaremos para siempre su eterna sonrisa.