El ingenio popular a veces es impresionante, sobre todo para esquivar leyes y reglamentos. Algunos ejemplos:
En Jakarta pusieron en las ciudades un carril para los autos que llevan dos o más personas, al igual que se hace en muchos países. El resultado: miles de personas que te cobran U$S 1 por acompañarte en el auto. Los tipos se pasan todo el día yendo y viniendo.
En Uruguay implementaron el boleto 2 horas, con el que podés viajar en bus todo lo que quieras. Resultado: la gente se baja del bus y vende el boleto.
Ayer escuché a Alfie comentar uno que no conocía. Hace unos años el Banco Hipotecario incorporaba una especie de seguro: si el deudor moría, la deuda quedaba saldada. Resultado: el que quería comprar una casa lo hacía a nombre del bisabuelo.
Miguel supo divertirse mucho con una versión local de los juegos de simulación de bolsa. El primer año habíamos hecho uno en Internet, pero todas las transacciones se hacían al final del día, al precio de cierre. El segundo año alguien quiso mejorar el juego, y permitir que las transacciones se hagan en tiempo real. El problema era que las cotizaciones eran diferidas 20 minutos, así que comprabas ahora, pero pagabas el precio de 20 minutos atrás (o el de ayer si el mercado recién había abierto). Miguel convirtió los 10,000 dólares que te daban, en varios millones en un par de días. Cada vez que trataban de cambiar una regla, les encontraba otra trampa, los volvió locos.
Es una batalla injusta: un funcionario público con vocación de servicio, contra millones de personas con hambre de ganar dinero.
Muy buenas las anécdotas.
Aca en Argentina hay miles, pero no puedo recordar ninguna en este momento..