Los seres humanos modificamos al medio ambiente, no hay dudas sobre eso. Pero la naturaleza es siempre más fuerte, y muchas especies se estan adaptando a un mundo homocéntrico. Un ejemplo interesante son los cuervos (hay una charla impactante de TED). Otro ejemplo es el famoso elefante que habla.
Pero a mí el que más me impacta es el ejemplo de los perros de Moscú. Después de la caída del comunismo, una serie de edificios céntricos que estaban abandonados y que servían de refugio a cientos de perros fueron vendidos, y los perros terminaron lejos del centro de la ciudad. El tema es que en el centro de la ciudad conseguían comer. La solución canina: tomarse el metro en la mañana, comer en la ciudad, y volverse al barrio en la noche. Cómo se ubican en la red de metros? Nadie lo sabe.
Los perros moscovitas se han vuelto aún más inteligentes: desarrollaron un método de comer muy ingenioso. Esperan tranquilamente a que in transeúnte compre una salchicha, o un shawarma. Cuando la persona va caminando tranquilamente y comiendo su pancho, aparece un perro de atrás, dando un fuerte ladrido; la mayor parte de las veces, la persona salta del susto, dejando caer la comida, que el perro procede inmediatamente a robar.
Los perros aprendieron más cosas: a cruzar los semáforos en verde, y hasta a mandar a los más chicos a mendigar.
Supongo que veremos cada vez más animales adaptandose al medio ambiente que les modificamos.
Muy buen post!
El Fila Brasileiro es el único perro con instintos de guardia puramente naturales. Coraje, bravura y la tradicional fidelidad a la familia, son las características principales de esta raza brasileña. El Fila, como es comunmente llamado, tiene su nombre del verbo «filar» en Portugués, que significa: «agarrar, apresar» y ciertamente es un excelente perro de presa y su nombre es muy apropiado a su inexorable mordida. El Fila Brasileiro fue un animal moldado por la propia naturaleza, lo que justifica su agresividad natural, la cual fue aprovechada por los holandeses invasores en torno al año de 1631 en todo el litoral noroeste del Brasil colonial. Un grabado flamenco de 1671 de la ciudad de Olinda muestra perros de gran tamaño y voluminosa cabeza. También en una carta de 1630 de un órgano del gobierno holandés, escrita en flamenco dice: » Una remesa de 300 perros auxiliaron a los soldados holandeses en la captura de índios, negros y portugueses, que se encuentran desarmados «.