Se acercan las elecciones primarias en EEUU, y uno de los precandidatos con más chances es Jeb Bush. Sólo pensar en que haya otro Bush en la Casa Blanca es suficiente para darle un enorme dolor de cabeza a la mayor parte de los uruguayos.
Sin embargo, los uruguayos deberíamos estarle muy agradecidos.
A continuación voy a romper una regla del blog. Lo que voy a escribir a continuación se basa en mi memoria, basada a su vez en historias de terceros. El motivo es simple: no encontré las fuentes. Si fuera un periodista profesional, tendría que entrevistar a los involucrados, pero no lo soy. Si alguno de ellos quiere corregir lo que escribo a continuación, le será fácil encontrarme.
Transcurría el año 2002. La situación de Uruguay era muy similar a Grecia de hace 2 semanas. El país se había quedado sin dólares. Hubo feriado bancario, el país se paralizó, hubo saqueos de almacenes, renunció el ministro de Economía, y asumió Atchugarry. Así como los griegos fueron a pedir dinero al BCE, Uruguay se puso sus peores ropas y fue a pedirle dinero al FMI. Es difícil hoy recordar lo que era el país en ese momento. Recomiendo mucho leer la recopilación de notas que preparó en Espectador en ese momento, para hacerse una idea del tamaño de la crisis (y de paso de la actitud irresponsable de algunos actores que siguen en la política).
La respuesta del FMI fue: «Vayan a un Corralito y Default». A diferencia de Argentina, que venía de confiscar los depósitos y aplaudir el repudio de la deuda, Uruguay quería pagar sus deudas, pero necesitaba ayuda. El FMI se puso duro como una roca. Tras cerca de una semana de diálogo de sordos, el equipo económico uruguayo se disponía a regresar cabizabajo a Uruguay. Habían fracasado, y así se lo comunicaron al Presidente del momento, Jorge Batlle.
Batlle les dijo que no se vuelvan aún. Le quedaba una carta en la manga: Había conocido a Jeb Bush, gobernador de Florida, y los unía una relación de amistad. Batlle llamó a Jeb y le explicó la situación. Al día siguiente el equipo económico de Uruguay estaba en el departamento del tesoro de EEUU, con un equipo de expertos dirigidos por Paul O’Neill y John Taylor, que estaba 100% al tanto de la situación económica de Uruguay. Los dos equipos trabajaron juntos y delinearon un rescate. EEUU aplicó presión política al FMI, y lo forzó a aprobar el crédito al que sus burócratas se habían negado, por USD 3800 millones.
Pero restaba un problema. Uruguay necesitaba dinero de inmediato, y el directorio del FMI no se reuniría hasta la semana siguiente. EEUU nuevamente acudió al rescate, con un crédito puente de 1500 millones de dólares. Al asumir Bush, había prometido que el Tesoro no rescataría más países. Uruguay fue la primera excepción. Los fondos llegaron, y el proceso de recuperación comenzó.
El quiebre, el punto donde tocamos fondo y empezamos a salir, fue gracias a Jeb Bush, y a su hermano George, y por eso debemos estarles agradecidos. En nuestro peor momento, fueron ellos dos los únicos que se jugaron por nosotros.
Muchas veces le pregunté a gente de izquierda cómo pueden seguir apoyando a Fidel Castro, con todo el daño que le ha hecho al pueblo cubano. La mejor respuesta que escuché es que Fidel se portó muy bien con los exiliados uruguayos en los ’70. No me satisface demasiado, es como decir que el vecino le pega a la mujer pero lo defiendo a muerte porque una vez me salvó de un atraco.
De igual manera, podemos criticar mucho a George Bush, pero la verdad es que nos rescató en ese momento tan duro, y le debemos mucho. En cuanto a Jeb, sé muy poco de él, pero hay varias cosas que deberían gustarnos. Está casado con una mexicana, lo que no le gusta a Donald Trump (punto para Jeb), es licenciado en Estudios Latinoamericanos, habla español, y está a favor de legalizar la inmigración. Sin dudas, de todos los candidatos, es el más sensible a nuestro continente (creo que más aún que Marco Rubio).
Por todo eso: Suerte, Jeb!
Siempre consideré a los demócratas más «sensibles» a las cosas que nos pasan en el sur, por eso prefiero a Hillary antes que a Jeb o Marco Rubio.
No soy un periodista profesional ni tengo ninguna corrección de detalles técnicos, inexactitudes en alguna fecha o número. Pero sí grandes diferencias mucho más profundas.
Primero que nada, es incomparable la crisis actual de Grecia con la de Uruguay en el año 2002. Poniendo en la misma bolsa situaciones tan distintas y tan complejas nunca se puede llegar a conclusiones acertadas. De la misma forma se comparó y comparan las consecuencias del default en Argentina, con las consecuencias que habría tenido aquel posible default en Uruguay. Sobresimplificaciones absurdas que no nos llevan a otra cosa que a conclusiones erróneas.
Otro tema, ¿qué tiene que ver Cuba y Fidel Castro en todo esto? Me abruman los personajes, extremistas tanto de izquierda como de derecha, que meten a Cuba en temas en los que no tiene absolutamente nada que ver. Y me veo obligado a aclarar, Cuba es un desastre, uno de los peores países y sociedades del mundo. En contra de lo que algunos extremistas de derecha e izquierda creen, no existe ningún comunismo ni socialismo en Cuba hace al menos 20 años, es una gran farsa.
Por último, yendo directamente al tema central del comentario. ¿Cómo es posible afirmar que Jeb Bush y aquél conocido avión de dinero que llegó en 2002, nos salvó en vez de habernos condenado? La respuesta es simple, no es posible. Un relato que me gusta más sobre la crisis del 2002 se puede encontrar bajo el subtítulo «La debacle total» en el artículo que se puede encontrar en internet titulado «Brevísima historia contemporánea de la izquierda uruguaya».
A pesar que difiero en algunas cosas, saludos y felicitaciones por el blog.
No creo que sean tan diferentes las situaciones: países con deuda que no pueden pagar, con una fuerte rigidez monetaria, un sistema bancario en bancarrota y un desempleo terrible.
En cuanto a lo del avión, hubieras preferido no recibir la ayuda, y terminar igual de bien que Argentina? Confiscación de depósitos, piquetes, patoterismo gubernamental, conflictos ad eternum, etc? La solución uruguaya fue ejemplar. La de Argentina, un mamarracho. Menciono a Argentina porque el articulo al que aludís lo alaba.
Y aunque la ayuda no haya servido, la realidad es que Uruguay pidió plata, y nadie estuvo dispuesto a darnos una mano, salvo los hermanos Bush.
Diferimos, pero bueno, está bien. Yo creo que son muy distintas las situaciones, incluso la de Argentina/Uruguay. Por muchas razones, desde el tamaño, donde los poderes y los números que se manejan en la economía Argentina son incomparables con los de Uruguay, hasta en la política, donde la historia, y la actualidad de Argentina con su peronismo es absolutamente distinta a la de Uruguay y sus partidos políticos.
Un ejemplo de cómo el tamaño cambia totalmente las reglas de juego (y todo lo demás) en la economía, es el de los préstamos. No se puede comparar nada relacionado con un préstamo a una pequeña empresa de digamos 5.000 o 10.000 dólares, con un préstamo a una gran empresa de 1 o 2 millones de dólares (o 10 o 20). Es totalmente distinto todo, desde el día cero. Pero supongamos que un día ni la pequeña ni la gran empresa pueden pagar la cuota del préstamo. Son infinitamente distintas las posibles soluciones en ambos casos, infinitamente distinto el poder de negociación en ambos casos. Y eso mirando sólo los números, donde tengamos en cuenta lo que sucede si alguna de esas empresas tuviera algún conocido en el banco, o un importante poder económico o político, todo cambia aún más.
El artículo al que aludí no alaba la solución Argentina, sólo dice que sobrevivió sin ayuda de EEUU. Justamente, incluso con lo burda que pudo haber sido esa solución, no pasó nada catastróficamente grave, todo siguió más o menos funcionando igual que siempre, una crisis económica más. Luego del default no explotó un descontrol desenfrenado, no salió todo el mundo a robar, matar y saquear, no se disolvieron las cámaras, no sucedió ningún cataclismo terrorífico, en fin, no sucedió la debacle total.
Noma, veo que tenes la verdad absoluta sobre cuba, y lamento tener que discrepar con eso. Estados Unidos por otra parte me parece un desastre. Creo que el tiempo me va a dar la razón y mostrara que el sistema cubano, con sus mil errores, es mejor que el yankee que promueve una cultura del consumo desmedido sin medir consecuencia y evalúa el éxito en función de un único parámetro, la economía! Sin duda que el sistema cubano no estuvo bien implementado, pero al menos en sus bases tiene valores mejores que pisarle la cabeza al vecino para hacer un mango más
Sergio, esto sucede la mayoría de las veces que se meta a Cuba en temas que nada tienen que ver. Se termina discutiendo Cuba en vez del tema central.
Socialista, comparto con usted el desacuerdo con un sistema de consumo frenético, sin medir consecuencias, sin sentido, sin conciencia, con un único parámetro de éxito, la acumulación de dinero. El problema es que Cuba hace tiempo que es eso mismo. Y por varias razones, entre ellas períodos de grandes dificultades y los efectos de la principal industria de la isla, el turismo(que funciona de forma 100% capitalista neoliberal desde hace más de 20 años, no es de ahora). La mayor parte de su sociedad se convirtió en una turba zombie que no levanta un dedo si no es por dinero, dentro de esa turba no existe la solidaridad, ni siquiera la empatía por el otro, todo, absolutamente todo es por dinero, entre ellos mismos. Hay que salir de esa dicotomía, Cuba vs EEUU. Que Cuba sea un desastre no significa que EEUU no lo sea, ni que el sistema hegemónico hoy en día sea maravilloso ni mucho menos.
Lo último, ya acaparé demasiado este post. Justo leí algo que seguramente pocos saben, yo no lo sabía. En Europa, Alemania es uno de los países que se ha declarado más veces en default. Considerando los últimos 200 años.
País y cantidad de defaults:
Alemania : 8
Francia: 9
España: 13
Grecia: 5
Suecia: 0
Finlandia: 0
Noruega: 0
En América Latina:
Argentina: 7
Uruguay: 8
Brasil: 9
Chile: 9
Bolivia: 5
Panamá: 3
Hay más países pero copié solo algunos.
Fuente: Reinhart y Rogoff (2009): «This time is different Eight Centuries of Financial Folly», Princeton University, Princeton and Oxford