Hace muchos años hay vacunas contra la malaria, pero están orientadas a turistas y personal militar, no a niños. Y en Africa mueren muchos miles de niños por año de malaria. GSK nunca dedicó demasiado esfuerzo a desarrollar una vacuna contra la malaria, ya que no había mercado para justificar los 100+ millones de dólares que iba a costar.
Ahí intervino la fundación Bill y Melinda Gates, financiando en GSK el desarrollo de una vacuna pediátrica. Aparentemente lograron una vacuna de efectividad razonable, aunque falta más testeo.
Aplausos para la fundación, aunque sea demasiado temprano para festejar. Es una prueba que el modelo de Bill Gates, de filantropía con management funciona mejor (al menos en algunos casos) que los organismos burocráticos cuyo cometido es resolver este tipo de problemas.
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