Los chinos realmente se toman las cosas en serio. Este año se cumplieron 20 años de la masacre de Tiananmen. Creo que todos los que vivimos esa época estábamos convencidos de que ese era el fin del régimen comunista en China. Al fin y al cabo, las revoluciones de estudiantes nunca se pueden realmente reprimir: al final terminan surgiendo por otro lado. Y sin embargo, pasaron 20 años y el régimen sigue tan fuerte como siempre, posiblemente más que nunca. The Economist (columna Banyan de hace unos meses), trae un artículo interesantísimo sobre el tema.
Otro país hubiera aceptado que hay una gran desconformidad, y adaptado grandes reformas, o hubiera aplicado una gran represión. Los chinos se tomaron el tema muy en serio, y no siguieron ningún camino simplista. En vez de eso, el partido formó una comisión que se dedicó a estudiar cómo y por qué caen los regímenes, y cómo quedan en el poder. Estudiaron todas las revueltas, desde la revolución francesa hasta la caída de Saddam Hussein.
En base a esos estudios, y aplicandolos a China, identificaron los temas que ponían en riesgo el poder del partido. Esas debilidades eran la corrupción, la falta de accountability (alguien me lo traduce al español?), una ideología poco convincente y una estructura osificada. Luego se procedió a reformar el partido (74 millones de miembros) para mejorar esos aspectos. Contrataron tecnócratas, jubilaron a la gerontocracia, mandaron a todos los cuadros a capacitarse. El partido abandonó la ideología y la cambió por la más básicas de las necesidades de cualquier partido: permanecer en el poder. Y lo vienen logrando como nadie.
Sin duda supieron adaptarse. Las esperanzas de una China democrática y de libre expresión siguen lejos. Tal vez la democracia no es inevitable si la estructura del poder es suficientemente eficiente. Da algo de miedo.
Sergio , fuente, fuente,siempre se te olvida la fuente :-D.
La mencioné: The Economist, columna Banyan, si no me equivoco de mayo. No está disponible en línea a menos que seas suscriptor.
Aquí está la posible fuente:
http://www.economist.com/world/asia/displaystory.cfm?story_id=13741467
Je, como decía Ceyser Olivera, hay un método para todo…
De todas formas, China tiene unos cientos de millones de personas para agregar a su clase media, y aún son menos de la cuarta parte del pbi de eeuu. el yuan se va apreciando y el chino promedio de hoy es muy diferente del de hace 20 años. Sería interesante ver que una masa de gente del tamaño de europa, con educación básica, trabajo y dinero, se aguante no tener ciertas libertades, no se que pasará pero sería algo nuevo mantener dominada a tanta gente en un mundo con internet,
Cuánto se puede censurar internet??? aún con la complicidad de google, seguro que es casi imposible
Puede ser que el Partido quede reducido a una «tecnocracia eficiente», que administra el estado como una corporación privada, y deja espacios de libertad en la sociedad civil, pero no larga el poder. Un verdadero estado administrador, donde no importa mucho la orientación política porque de todas formas hay mucho espacio fuera del estado para que todos se expresen y se desarrollen. En definitiva, algo así pasa en el primer mundo: no importa quien gobierne, la línea es más o menos la misma.
Claro que sería una paradoja: ese era justamente el modelo de estado «juez y gendarme»: del comunismo al hiperliberalismo clásico. Ahora, ¿cómo ese «gendarme» es controlado? ¿qué garantías da? ¿quién asegura los derechos humanos? ¿Cómo se puede hablar de «accountability» sin libertades para criticar al gobierno?
Y la otra cosa que hay que preguntarse es si en las sociedades modernas el Estado puede realmente ser tan mínimo: qué pasa con la educación pública, con la seguridad social, con la salud, las políticas sectoriales en la economía, con las políticas sociales, etc. En definitiva, la lucha por la orientacion de las politicas públicas siempre terminará apareciendo, y en ese contexto los partidos políticos tienen la función de procesar el debate y canalizar las opiniones, además de simplemente administrar el poder estatal.
En definitiva, coincido con el Salvador de la Patria: es cosa de tiempo, aunque tal vez falte una década o más.