La red está que arde con comentarios acerca de un artículo publicado por Amy Chua, titulado «Por qué las madres chinas son superiores». La tesis de Amy Chua (quien es étnicamente china), es que los chinos se destacan en varias disciplinas, gracias al rigor que les imponen sus madres durante la infancia. El artículo describe en detalles cosas que las hijas de madres chinas no pueden hacer, entre otras, ir a dormir a lo de amigas, dejar de practicar el piano 3 horas al día, o sacarse notas que no sean «A».
La repercusión del artículo muestra que mucha gente en «occidente» piensa que efectivamente, los padres occidentales se han vuelto excesivamente permisivos con sus chicos. Muchos reaccionaron diciendo de todo: Que Amy Chua es una cobarde, que la educación apunta a más que el éxito, que por algo la tasa de suicidios entre las mujeres chinas es tan alta, y varias cosas más.
Una respuesta interesante vino de Martín Varsavsky, quien arguye que las madres judías no son menos exitosas en los resultados de sus hijos, pero lo hacen sin necesidad de ser tan exigentes, al menos no de un modo tan directo.
El tema da para mucho, y no hay respuestas únicas. Claramente el éxito trae consigo una dosis importante de infelicidad y disconformismos. Cada uno debe encontrar el punto que cree mejor para sus hijos.
Una cosa es cierta: Ni las madres chinas, ni las madres judías van a pensar que el camino hacia el éxito es bajar los estándares de medición de resultados.
Sergio,
En este artículo sí que estoy de acuerdo contigo.
Antes de que nombraras a Varsavsky, mientras leía los dos primeros párrafos del artículo, pensaba lo mismo sobre las madres judías. ¿Para qué vas a condenar a los niños a una infancia de… miércoles (como hacen estos chinos) si podés lograr los mismos resultados con métodos mucho menos severos?
Además Amy Chua y las personas que utilizan sus métodos educativos están ignorando completamente que la socialización es algo tan básico como las ciencias y el arte.
Saludos