Por suerte se superó la tonta discusión entre el Hospital Británico y Salud Pública sobre el uso del robot Da Vinci. Ahora bien, si Salud Pública quiere tener su propio robot, debería olvidarse del Da Vinci y pensar en Raven.
Raven es un robot quirúrgico similar a Da Vinci, con una enorme diferencia: es Open Source. Eso significa que se le puede cambiar el software que lo controla. El robot fue cubierto por The Economist y Popular Mechanics entre otros.
Uno puede preguntarse que software puede ser útil para un robot de este tipo. Un ejemplo es para cirujías cardíacas. Operar un corazón latiendo es casi imposible. Sin embargo, la velocidad de movimiento del corazón es baja para un robot. Una aplicación es que el robot se mueva junto con el corazón, y simule al cirujando un corazón quieto. Otra posibilidad es poner frenos de seguridad, para evitar tocar zonas peligrosas. Algunas tareas relativamente rutinarias se pueden programar. En fin, las posibilidades son enormes.
El Raven está aún en fase experimental, pero cuesta 250.000 dólares, un sépitmo de lo que cuesta el Da Vinci. Tener uno en Uruguay permitiría que nuestros médicos estén en la última línea de la tecnología, y nos permitiría desarrollar equipos de ingeniería alrededor del tema.
Alguien puede tener dudas de los riesgos del software open source. Sin embargo, Linux, Apache, MySQL y cientos de otros proyectos han demostrado que es más seguro que las alternativas propietarias.
¡Me paece excelente la idea! Esto bien habria que difundirlo.
Viniendo del área de la salud, habiendo estudiado en salud pública… bueno, me encantaría poder jugar con esos robots, pero la administración de salud pública es muy mala, llena de incompetencia. Hablar de un robot de cualquier tipo en las condiciones de salud pública es atrevido ya dos por tres no se puede hacer laparoscopias por falta de insumos.