Hace unos meses me invitaron a ver una serie de pitches en Palermo Valley. Uno de ellos era de una empresa llamada Fanwards, que se dedica a premiar a los fans de las marcas por promoverlas a los cuatro vientos.
Mi primera reacción fue que ser fan no es para mí. Al fin y al cabo, ser fan es casi equivalente a ser irracional, y a mí me gusta considerarme un ser muy racional. Como dice Pipe Stein: los clientes son fieles sólo a su equipo de fútbol, y hasta eso está en duda. O como dice Woody Allen, la fidelidad solo existe en los equipos de audio.
Soy fan de Nacional, y pará de contar. En realidad, ahora que lo pienso, hay alguna marca que promuevo, pero sólo una o dos. Me considero fan de Nespresso, y de nada más, ni siquiera Apple. Salvo Amazon, claro está. Bueno, y también woot.com, que ahora es de Amazon, así que sigo en dos. Tres, si cuento a Priceline con su modelo Name your Price. Bueno, y Salvatore Ferragamo, pero sólo las corbatas. Y la ropa de Uniqlo. Los zapatos de Clarks y los championes (zapatillas para nuestros hermanos argentinos) de New Balance. De Android podemos decir que soy fan, y de Gmail también. Además hay un par de restoranes, como Fish Market en Manantiales, Isla de Flores 1900, Wagamama en EEUU, o el excelente sushi de Sumi en Montevideo. De Amaretto también, peleándola junto con Café Martínez. Y si sigo escarbando voy a encontrar más.
Una de dos:o soy menos racional de lo que creo, o ser fan no es tan irracional. Eso sí, revisando la lista, lo que me doy cuenta es que casi todos tienen algo en común: son empresas de servicio, y que alcanza con que la pifien una vez para que mi fanatismo desaparezca y se convierta en lo contrario. Y ahí sí que tengo una larga lista, que incluye restoranes, aerolíneas, bancos, sitios web, etc. Así que el modelo de Fanwards no está tan mal, pero tal vez sea mejor aún el opuesto.
Los invito a poner en los comentarios empresas de las que Uds son fans, y de las otras también.