La profesión de economista es una con relativamente poca demanda laboral: ministerios de economía, bancos, universidades y algunos think-tanks. Eso es una lástima, porque, como bien dice Aldo Lema, uno de los problemas que tenemos es la falta de educación en economía en la población en general.
Ahora surge una nueva fuente de empleos para economistas: video-juegos. Suena raro, no?
Hace un par de años, con Pablo ingresamos al mundo de HatTrick, un juego de simulación de ligas de futbol. Cada jugador administra un equipo, y tiene que decidir las formaciones para los partidos, además de comprar y vender jugadores, invertir en estadios, etc. El juego nos tuvo atrapados durante un tiempo. Los creadores del juego estaban en un serio problema: la constante baja de los precios de los futbolistas virtuales. Para resolverlo, aumentaron el dinero que cada equipo cobraba por las entradas a los partidos virtuales, esperando generar inflación, pero eso no se reflejó en un mayor precio de los jugadores, sino en una acumulación de dinero en las cajas virtuales de los equipos. En fin, un dilema macroeconómico.
Varios juegos online (MMORPG en la jerga) se encontraron en situaciones similares: cómo estimular la economía de modo de fomentar determinadas actividades de los jugadores. La solución, según reporta el Financial Times, ha sido contratar economistas que ayuden a definir las políticas macroeconómicas virtuales.
El mundo de la economía también se puede beneficiar del mundo virtual. A diferencia de las ciencias experimentales, es casi imposible diseñar experimentos económicos. El mundo de los juegos nos da una posibilidad de intentarlo.
Mientras tanto, ojalá todo esto vuelva a la profesión más atractiva para los jóvenes, y nuestros educadores decidan que, además de física, química, literatura, historia y dibujo, todos nuestros adolescentes deberían saber algo de economía.
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